19 de noviembre de 2015
TRANSITIOUS REGATIS RETMATORIUS, 14/11/15
Magnífica mañana la del pasado sábado para conmemorar mi “transitios horribilis” de barco. Luminosa y azul. Hacía justo un año en la que una entradita de nada de agua puso al Genius en estado de poca esperanza. Tras sortear los campos minados de Metromar y Varador Barcelona, el Kiski terminó por hacerse realidad,…pero eso es ya otra historia.
Sea como fuere, la Retmar me había enseñado unas cuantas cosas, así que no podía faltar a la cita. De nuevo lo hice a dos, esta vez con Paolo recién llegado de vender papel decorativo en Turquía. De nuevo Toni Gallart había puesto sobre el campo de regatas a casi 60 veleros, cuestión de conceptualidades regatiles (quien quiera que lea la lista de inscritos en la copa RANC y compare). Y de nuevo el personal de la Escola de Vela estaba allí para organizar, atender y ayudar en lo posible. La Retmar del 2014 es difícil de olvidar. Aprovecho para desear a Ana y Xavi lo mejor, tras la no muy bien explicada rescisión de contrato por parte del Club… la luz no siempre impide distinguir las zonas oscuras de algo.
La previsión era anticiclónica, preveyéndose unos 5 nudos del SW, con suerte. Por eso, el viernes, urdí el malvado plan de hacer la regata acompañado y probar mi asimétrico con el ATN tacker y la maniobra que me prestó Jota. Sin que nadie lo viese, el viernes por la tarde fui a puerto y, a hurtadillas, inflé “la cosa” con 4 nudos de SW. Magnifique! Tenía buena pinta. ¿Sería capaz de montarlo en regata? La maniobra con el ATN implica enrollar génova antes de hacer nada, o sea, clavar el barco. Pero sin viento, da igual tener o no génova. Y aunque Paolo no hubiese pisado jamás el Kiski, la previ no ventosa nos daba minutos de margen para hablar, jugar a las cartas, contar chistes y, de vez en cuando, trimar para no bajar de 1,5 nudos. Así que valía la pena probarlo.
Hasta ahí la teoría.
A la hora de la verdad, encontramos un poco más de viento. Digamos unos 12 nudos reales y creciendo.
La regata para promoción consistía en salir de Premià, rodear la Piscifactoría de El Masnou y volver hasta Cabrera.
Sin demasiado tiempo para enseñar a Paolo la maniobra (en realidad sin tiempo en absoluto), organicé una de las peores salidas de mi vida marinera. Dos bordos en línea para poder llegar a línea, y el Suro y tal vez dos barcos más por detrás, al cruzarla. Teniendo en cuenta que eramos 55 los barcos en el mar,…casi mejor no hacer comentarios.
Ea pues! Había recortado la mayor para evitar tener que trabajar con el Cunnigham constantemente. Pero me temo que me quedó 1 cm más larga de la cuenta. Traté de hacer otro Cunnigham, pero nois, lo mío no son los nudos. Un fiasco, y la mayor con más bolsa de la cuenta. Así y todo, tratamos de ganar velocidad. Bueno, 6,2 nudos no estaba mal,… ¿recortaríamos distancias?
Pues sí, recortábamos distancias, tal vez perdiendo un poco más de la cuenta de barlovento. Pero el Intrepid se veía cada vez más cerca. Nuestro bordo era a mar (a Cádiz), amurados a estribor. La clave de la regata iba a estar en distinguir las boyas de la pisci a tiempo y hacer el mínimo de bordos posible.
Hubo que dejar caer la escota de mayor,… no habíamos puesto rizos e íbamos a 14 de real,…a veces se perdía el tacto del timón y daba sensación de pérdida de maniobra. Fuimos jugando con la escota del carro.
Aprovechando nuestro primer bordo a Mollerusa, ajustamos los carros del génova para evitar un exceso de tensión en su pujamen. Hicimos un par de cruces obligando a todos los que venían de Cabrera con prioridad a pasar por popa: Snoopy, My Star y Dodifee entre ellos. No íbamos mal. Por lo menos, recuperábamos terreno.
Dodifee y My Star hicieron su bordo y trataron de alcanzarnos, sin éxito. Distinguimos la siguiente boya de la pisci,…había que ir más a tierra, aunque perdíamos viento. Hicimos una par de ajustes erróneos y perdimos terreno, peros seguíamos delante del Dodifee. Finalmente, hicimos un nuevo bordo.
Era bueno. Nuestros perseguidores no podían hacer tanto barlovento… ¡Qué potra!
El Dodifee tuvo que pasar por popa. El Snoopy hizo también su bordo y quedó algo por delante, ganando más barlovento con esas mega super guais velas compuestas, sin bolsa. Pero nosotros teníamos ganas de guerra. El My STar creo que iba detrás. Y delante el Intrepid, con un mini a sotavento.
Debíamos superar al Snoopy y pasar entre éste y el Intrepid, olvidándonos del pogo. Os juro que íbamos bien. Minuto a minuto, íbamos superando al Snoopy, limitados sólo por un muy ajustado ángulo de ceñida y los 4 metros que separaban ambas regalas, Bromeamos con su tripulación sobre la posibilidad de pasarnos cervezas.
Rodeando la pisci, empezamos a ir abriendo génova. Superamos al Snoopy y nos dirgímos a Intrepid a ritmo de abordaje. Íbamos muy bien.
Rodeamos pisci y avistamos la última boya de marcación. Ahora tocaba través-aleta. Vimos al Mamoku preparándose para izar su gennaker. Todos iban izando asimétricos. Yo sabía que sin el mío no nos comeríamos ni un rosco, así que decidí jugármela y sacar mi asimétrico de calcetín.
Tal vez no hice bien,…ya sabeis el refrán aquel de que la curiosidad mató al gato. Mejor haber usado medias…
Cedí el timón a Paolo con instrucciones de ir a mar y me fui a proa a preparar la maniobra,…no era fácil. Tras largos minutos de lucha con la driza, pregunté por la velocidad del viento a Paolo. 14 nudos de aparente,…súmale 5 para el real. ¿Eran realmente las mejores condiciones para sacar el Quimicefa-velas?
Miré alrededor: habíamos perdido cualquier oportunidad, pero la seguridad está por encima de otras consideraciones. Llamándome un poco de todo, aborté la maniobra, recogí el calcetín y tomé los mandos para tratar de llegar a boya antes que el último.
A orejas de burro, vimos como el Port Bo, con spi, entraba por delante de nosotros. No sé si imaginareis mi consternación…
Bueno, el Suro y otro iban detrás. Supermegachachi.
Pasada la línea de meta, decidimos sacudirnos el estigma de no haber sacado el asimétrico y lo probamos.
El ATN tira mucho de stay, hay que calzar el tack muy bajo para no verlo flexar. Con entrada de viento entre 110º y 90º, el barco escora mucho. No jugué con la escota de la mayor para mejorar el resultado, porque el aparente se iba a 18 nudos y no me pareció cosa de hacer el tonto. Tras 16 millas de jugueteo, a las 14:30 decidimos volver a puerto., Con 1/2 de génova y la mayor ad hoc. Bien trimado, el Kiski no se desboca.
Queda mucho por aprender antes de que patrón y barco sean una sola cosa. Me hacen falta muchas millas a vela. A poc a poc.
No os explicaré mi posición en tiempo compensado. Digamos que, en toda regata, siempre alguien es el primero y alguien es el último.
En la cena, verbigracias del destino, recibí un trofeíllo por mi tercera posición en las regatas en solitario del trofeo Comodor, dentro de mi sub-subgrupo. No podeis imaginar la alegría que le da al cuerpo un hierrecillo simbólico, tras una peregrinación de 8 meses por las arenas del desierto de Metromares y Varadores BCN. Es una alegría reposada y muy conocedora de las propias limitaciones.
Existen otros trofeos de mucho mayor nivel, pero que los disfruten a quien le toque.
Este fin de semana toca trofeo Varador BCN. Tened cuidado de que a nadie le toque un bono de descuento para alguna operación rutinaria,…no sea que se transforme en una pasaje de Elm Street. Yo, cansado de terrores nocturnos, ni me acercaré.
By the way: Últimas noticias! La Varador BCN cancelada por exceso de viento y falta de barcos. Me callo.
21 de octubre de 2015
REGATA MIL PIERNAS, 17/10/15
El sábado por la mañana nos reunimos algunos patrones para desayunar ante, lo que parecía, un día con poco viento. Una ronda de medios bocatas calientes de queso y beicon, de los de L’Ona, se abrieron paso entre nosotros y, sin saber muy bien cómo, pasamos de hablar de grilletes y botalones a la política. “Amb il·lusió”, se nos hizo algo tarde.
Recogí en secretaría mi invitación para el Salón Náutico (¡anda! ¡los Donuts!), y me fui corriendo al Kiski a preparar la maniobra. ¡Hummm! ¿Sería esa la posición en ceñida de los carros de génova? Ay, ay, ay…
Salí por bocana persiguiendo al Cámelot y seguido de cerca por el Tres Bés. Con la ayuda de mi inestimable Sebastián (el piloto), subí defensas e izé mayor. El apaño que hice para la roldana machacada del pajarín, dio resultado. El viento, unos 5-7 nudos, iba a ser escaso y convendría llevar la mayor algo bolsona y entwistada. A la que empezó a pintar bien, me dirigí a la zona de salida, donde otros 41 veleros no paraban de dar vueltas alrededor de La Loca Carioca (Comité). Izé génova, quité motor y traté de trimar lo mejor posible, aunque el tiempo antes de la salida no me permitiría gran cosa.
El viento venía de nuevo del NE-E,…aunque llamarlo “viento” tal vez fuese un eufemismo. Posé para el Samantha y dejé que el Sandor me hiciese una foto. Se dio la salida a RI y, esta vez, sí, me preparé para salir en buena posición, amurado a estribor. Para Promoción había bastones, con una distancia de 2,5 millas entre boyas. Eran las 11:35.
Quedan atrás las bellas épocas en que salía primero, pero tampoco estuvo mal: salí por Comité, dejando atrás a unos 8 barcos. Sin embargo, el viento que recibía era sucio, no veía que ganase distancia a nadie. Y a 2 nudos, no daba para muchas maniobras. Decidí hacer un bordo a mar tan pronto como pudiese. Cuando vi el hueco, me lancé. Sebastián cumplió su cometido, pero el génova no acababa de pasar de babor a estribor…y no pasó. Se quedó ahí, junto al radar, indeciso. Mientras los barcos retrasados se me echaban encima, yo seguía haciendo de boya, a 0,0 nudos. Una tripulación a dos me pidió agua, pero yo sólo podía ofrecer buenos deseos a mi génova. El otro barco pasó y, ya casi último, el génova decidió ponerse en su sitio y el Kiski empezó a “correr”,…si es que 1,6 nudos puede llamarse “correr”. Olía a regata larga.
El bordo a mar era malo. 5 nudos de viento “maomenos”, con 20 indecisos grados de role por parte del viento, alejándonos aún más de boya. Un chollo, vamos. Aprovechando una racha alcancé los 2 nudos y pasé al Tres Bés, pero de eso a alcanzar a alguien más. Había un buen trecho.
Trimé y retrimé. Busqué más twist, menos twist, la escota más cazada, menos... El génova no me pareció muy bien trimado, pero las lanitas estaban bien. ¿Estaría el carro de génova demasiado atrasado?
Viendo la indecisión del viento, me decidí a volver a hacer bordo a tierra. Preparé la maniobra y de nuevo…¡génova pegada al radar! Esta vez se quedó bien pilladita. Anulé bordo (me había parado del todo), cogí velocidad a mar, volví a hacer bordo y esta vez, con calma, el génova pasó. Amurado a estribor alcancé casi 3 nudos, pero cuando distinguí boya vi que no la dejaría por babor de ninguna de las maneras. Seguí aprovechando racha y alcanzando, en algún instante, los 4 nudos. Uaoooh!!
Llegado el momento y muy a mi pesar, volví a hacer bordo a mar. Ahora el viento había vuelto a bajar y mi velocidad no pasaba de 2 nudos,…si esperaba más, ni el bordo podría hacer. Lo intenté. El génova pasó lentamente de un lado a otro, impulsado por ningún viento. De nuevo, rumbo a mar a 1,5 nudos. ¡¡¡Grrrr!!!
Cuando creí que tenía ángulo para ir a boya, volví a hacer bordo. Yo ya había perdido la cuenta de los bordos hechos y, para entonces, todas las escotas se contoneaban rítmicamente sobre la bañera. Era como tener el síndrome de Diógenes en cubierta.
Ahora sí, parecía que llegaría a boya,…pero el viento empezó a rolar al norte y tanto me quedaba la boya a las 11 como a las 2-3. ¡Por Dios! ¡Otro bordo más, no! Y mientras tanto, todos los barcos con spi amenazaban con abordarme en dirección contraria por babor y estribor.
Muy, muy, pero que muy justo, llegué a boya. Me pidió fuego y se lo dí, mientras nos interesamos mutuamente por nuestros antepasados. Yo hice un gran incapié en los suyos y reflexioné sobre sus orígenes maternos. Fue una conversación corta pero intensa. De poco me fue que nos liásemos a palabras mayores.
Pasé. Con el viento por la aleta de babor, aquello no corría a más de 1,5 nudos. Busqué el través, aunque eso significase alejarse de boya, y llegué a alcanzar hasta los 3 nudos en algún momento. Alcancé al través del My Star con su spi blanco, aunque alejándome de tierra.
El viento fue bajando y a mí no me daba para cambiar de amura. Lo probé, y clavé el barco. Volví a la misma amura, buscando velocidad al través. Ni por asomo. Todos paraban, con spi o sin él. Llamé a casa avisando de que no llegaría a la hora de comer.
Probé poner las velas a orejas de burro, pero pesaban demasiado. Si yo iba corriendo a pasar el génova a una banda, la botavara se iba a la misma. Probando lo contrario, volvía a seguirme. Y probando lo contrario de lo contrario, tampoco obtuve mejores resultados. Di vueltas sobre mí mismo para engañar a la botavara, pero ésta era muy lista y se escabullía siempre. Otra vez al través, otra vez orejas de burro, y tres cuartos de lo mismo. Mis piernas me llevaban de popa a proa, de babor a estribor, arriba y abajo. Daba saltos para aquí y para allá. Soltaba la amura del génova y me iba corriendo a la botavara justo a tiempo para volverme y ver cómo el génova se obstinaba en llevarme la contraria. Mis meniscos hacía “ñigui-ñogui”, las tibias se iban a babor y los peronés, a estribor. ¡Dios mío! ¡No siento las piernas! Era como estar en el Vietnam durante la cuarta ofensiva de Ho Chi Min.
Llamé a casa para que no me esperasen a los postres ni al café ni a nada de nada.
En un momento dado, hasta las escotas se enredaron en mis pies y trataron alevosamente de hacerme perder el equilibrio. Decidí entonces que el arnés de seguridad, probablemente lo llevase para algo. El problema no era caerse al agua…adelantaría al barco en dos brazadas,… pero llevaba el iPhone en el bolsillo y eso sí que no.
Cabezón como soy, ni las escotas ni el poco viento iban a poder conmigo. Tras probar de atangonar el génova con el bichero durante 15 minutos y llegado a un cierto punto de desesperación y hartazgo, arrié la mayor (que desventaba al génova) y a la increíble velocidad de 0,24 nudos me fui acercando disimuladamente hacia la línea de meta, donde el sonido de la voz de Toni gritando “-Stooop!” me sonó a la música de las trompetas del Olimpo. El siguiente en pasar por meta lo haría 11 minutos después. Era cerquita de las 15:00.
No, en esta regata no quedé bien, lo siento. Sniff! La siguiente es la Retmar. Ahí, infaliblemente, habrá viento. Pero chicos,….¡¡ya no tengo portillos en la obra muerta!!! Je je
30 de septiembre de 2015
26/9/15: REGATA COMODORO AVEC MOI MEME
Eso de navegar en un barco de bandera francesa y trabajar en una empresa con homóloga nacionalidad, me está volviendo rarito. Hago Excels en francés, cuando cojo el teléfono digo “aló, aló” y voy por ahí escribiendo cosas con vocablos gabachoisses. ¡Vaya fotiment de banderas que llevamos por el Maresme, últimamente!
En fin, el sábado decidí participar en mi segunda regata “oficial” en solitario. Para quienes les falle la memoria, recordaré que la última regata Comodoro en la que participé (noviembre 2014) fue la Retmar y la cosa no acabó muy bien que digamos. Así visto, el sábado no era cosa de participar implicando a nadie más, así que me metí en el Kiski avec moi même, hice una reverencia en dirección a París, canté la marsellesa y zarpé. Oh la lá!
Por cierto,…encontré el rating francés del Kiski, una fantástico 0,8535 de la Fédération Française de Voile que podría irme de perlas para pasar por la quilla al Mamoku. Sin embargo, consultado al Club se me informó de que el rating en cuestión es un Handicap National Voluntaire Trés Fantastique, sólo comparable a la declaración de bienes en Liechtenstein del clan Pujol. ¡Lástima! Abandonaremos la idea…
Día gris y de poco viento. 6 nudos del NE en puerto. ¡Zarpo! Tenía muchas ganas de encontrarme a solas con el Kiski y hablarnos de tú a tú. El Comité decidió montar unos bastones que Promoción sólo debía recorrer en ambos sentidos una vez. 43 barcos sobre el mar, en solitario o a dos. ¡Una pasada! También habían salido Tres Bes, Iguazú y Samantha. El Vualy se había quedado en tierra, víctima de un viaje frustrado a la France con paso intermedio por vidriera (últimamente, la France nos persigue).
Con calma izé la mayor y la trimé como para ceñir. El piloto funcionaba bien y me atreví a izar génova y hacer un par de bordos. Con mucha, mucha calma. Tanta, que me pilló la señal de salida a 100 m del Comité. Y, claro,…me convertí en un espectador privilegiado de la línea de salida. Distinguí como Iguazú, Snoopy, Tres Bés, My Star y alguno más estaban a punto de coincidir en la misma dimensión espacio-temporal sobre el barco del Comité, pero no pasó nada.
Amurado a estribor y en dirección al Carrefour de Cabrera, alcancé al barco del Comité y pasé línea, dejando a 4 barcos tras mi estela (entre ellos al Suro). Ya imaginareis mi regocijo al calcular que por delante habían otros 38 barcos, 18 de los cuales en la misma categoría.
¡Pero el Kiski anda! Fuí trimando y dejé por sotavento a Iguazú, Tres Bés, My Star y Snoopy. Pero las regatas son muy largas. Aunque muchos veleros hacían bordo a mar, yo decidí persistir en mi idea de hacer mis compras en el Carrefour de Cabrera. Había oferta 3x2. Sin embargo,… en dirección al Caprabo de Ciutadella el mar estaba más rizado. Como el camino a Ciutadella ya me lo conozco, decidí cambiar de proveedor.
Ahora bien,… una cosa es decidir y otra ejecutar. Veamos,… ¿cómo carallo iba la maniobra del Kiski? Pensemos: vale, ya está. Venga, bordo con el automático….el barco empieza a cambiar de rumbo, pierdo viento, suelto escota, me preparo para recoger por estribor y….viento de proa, 0,0 nudos de velocidad. ¡¡¡¡Comorrr!!!! Si hijo si (oui, oui, mon petit enfant…). Si en el piloto Raymarine no le das a las teclas +1 y +10 justo a la vez, el piloto dice que no ¡pardiez! Clavado el Kiski, recompuse la orientación original (¡al Carrefour!), cogí velocidad, recé en oh la là a les Saintes de Saint Ciprien y probé de nuevo a hacer el bordo. ¡Esta vez sí!
Mi conclusión inicial fue que, en solitario, cada bordo es un riesgo de fallo. Por lógica cartesiana, a menos bordos reales, menos fallos potenciales. Luego… ¡a aguantar, chaval! y ¡a acertar con la boya, que quedan dos millas!
Este bordo era más favorable y el Kiski corría. Al poco, me encontré haciendo cruces con otros barcos que habían hecho antes el bordo a mar y ahora buscaban erróneamente boya. Pasé por poco al My Star y otros bos barcos por su proa, pero con el Snoopy preferí no arriesgarme y pasar por su popa, muy muy cerquita.
Seguí hacia el Caprabo de Cituadella. ¡Qué buena la sobrasada del mercado! ¡Qué quesos! Mmmmm! ¿Y “Sa Bona Birra”?... ¡aaaayyy!
Pero volvamos a la realidad. Distinguí la boya. Y e aquí la pregunta del millón: En el Kiski….¿Se hace el bordo a boya cuando su demora está a 90º de la línea de crujía desde el timonel o más allá de este ángulo? ¿Y cuánto más allá? Aunque la experiencia es la madre de la ciencia, dejé 3 grados de más, e hice bordo. Amigo como soy de las cervezas fuertes, debiera haber dejado 8 u 11 grados y no 3, pero al fin y al cabo iba a rumbo directo, algo forzado y un poco penalizado de velocidad. Recontratrimé muy a rabiar y conseguí que el Kiski fuese como un tiro…y entonces empezaron a cruzarse los veleros que venían de tierra.
Snoopy y un par más tuvieron que dejarme por popa. Pero no el Iguazú. Sergio me sobrepasó y se quedó en posición de desventarme por barlovento. ¡Merde! Para estas ocasiones, he de conocer más interjecciones en francés, lo reconozco.
Traté de pasarle por barlovento….imposible. ¿Y por sotavento?:...perdía un nudo. Alors….que’est ce que il faut faire? Pues ajo y agua. Me acerqué lo que pude hasta llegar a boya. El Iguazú iba a dos, tenía ventaja en el bordo…y la aprovechó.
Sudé lo mío para no tocar boya, cambiar de amura e iniciar la empopada, con una bonita aleta a 120º. Empecé a perseguir a Iguazú y recortar distancias, pero no llegaba. Quienes sí llegaban eran los 17 barcos que tenía detrás y empezaban a calzar sus espis y asimétricos. ¡Abusones! Me pasaron dos, mientras decidía cambiar de estrategia, pasar a un casi través y alcanzar a Iguazú por barlovento,…pero me iba de línea de llegada.
En pocos segundos coincidimos 5 barcos a la llegada: dos, con asimétrico, pasaron. Uno, que me estaba dando alcance, entró antes, superándome por babor y coincidiendo con el Iguazú que, a estribor y sotavento, apuró hasta tener ángulo de ceñida y decidió entrar a saco rozándole las orejas a Toni, que contabilizaba las entradas desde la Loca Carioca. Tanto se las rozó, que se enganchó con su línea de fondeo, quedándose atravesado frente a mí a la par que separaba la línea de llegada de mi proa, transformándose mi cruce de meta en una tarea sisífea: cuanto más me acercaba a línea, más se alejaba ésta.
Finalmente, unos metros más allá de donde tocaba, entré. En tiempo real no estuvo mal. En compensado, en 15ava posición de 23. Teniendo en cuenta que era mi primera experiencia y que la mayor se aplana sólo con un Cunningham, no está nada mal.
13 de septiembre de 2015
EL CALIFA DE FEZ
Hace muchos, muchos años, en la antigua Persia, ocurrió un día que el mercader de lámparas y alfombras Ibrahulím de Yunán, se encontró acosado por la falta de ingresos y la necesidad de mantenimiento y coste de sus bienes más preciados. Estaba entre sus bienes la "Genius", nombre que daba a su lámpara de aceite favorita. Aunque ésta había iluminado su casa y su corazón en los momentos más oscuros de su vida otorgándole innumerables deseos, ahora necesitaba más cuidados de los que el esforzado Ibrahulim podía ofrecerle. Con gran pesar, Ibrahulim puso a la venta su lámpara a un precio acorde a su estado. En realidad era una gran lámpara, con un diseño y estructura difícil de encontrar en las lámparas más modernas.
Decidida la venta, la llevó al palacio del Califa de Fez, donde fue abrillantada por los técnicos en lámparas del Califa.
La lámpara realmente era capaz de conceder deseos, pues en su interior habitaba un genio bueno que decidía cuando había dado suficiente a su propietario y cuando debía cambiar de manos para conceder la felicidad a otros. Una de tantas mañanas bañadas por el intenso sol de Fez, el noble comerciante Al-Orioh, paseando por el mercado, se fijó en la lámpara. No fue casualidad el encuentro, pues ya antes la bella esposa de éste, atenta a los comentarios que le llegaban de sus servidores, le había hablado de las bondades de la lámpara.
La "Genius" ya había rechazado a otros posibles compradores, pero era lista y escogió a Al-Orioh por ver en él las cualidades que buscaba. Y Al Orioh, sintiéndose irremediablemente atraído por el poder de la lámpara, la compró. Ibrahulím se sintió entristecido al separarse de la "Genius", pero Alah había así dispuesto el destino y nada son los hombres comparados con los designios de los cielos.
Ejecutada la venta, ocurrió que inexplicablemente la lámpara no se encendió. Ibrahulím no conseguía entender la causa. La frotaba y la frotaba, le daba lumbre, pero nada ocurría. Justo antes de llevarla a Palacio, funcionaba. ¿Por qué no después? A veces, los destinos celestiales se manifiestan de forma que los hombres no somos capaces de interpretar, al menos de entrada.
Por el honor de su apellido, Ibrahulím debía arreglar la lámpara antes de entregarla al noble Al-Orioh. Volvió a llevarla a Palacio, pues el Califa era la única autoridad reconocida en Fez en materia de reparación de lámparas. A él y a sus genios de las dunas, Djinns comerciales e Ifrits mecánicos, se les otorgaban poderes de curación para todos los artilugios de la luz. Ciertamente, en Fez habían más reparadores de lámparas, pero su reputación no era buena.
No escuchó Ibrahulim las palabras del profeta Muhammad advirtiendo de que los Djinns, genios nacidos del fuego sin humo, eran seres capaces tanto que de ejercer el bien como el mal. Y que los Ifrits no son más que Djinns controlados por nigromantes humanos para maldecir y esclavizar a otros humanos.
El tiempo fue pasando sin que la lámpara funcionase. Los Djinns, los Ifrits y el mismo Califa usaban lenguajes diferentes, dialectos que la mayoría de los mortales no podían ni osaban comprender. Mezclaban conceptos mecánicos y eléctricos, frases del Corán y lecturas del Sagrado Libro de los Muertos egipcio para explicar sus acciones y visiones. Cuando Ibrahulim creía que un Djinn lo había entendido, se daba cuenta de que luego un Ifrit hacía lo contrario. Y aclarar un problema con el Califa no significaba que sus Djinns e Ifrits acatasen sus órdenes, pues a menudo se divertían inventando instrucciones opuestas y sembrando el caos y el desorden. Hasta el mismo Califa, un día decía una cosa y, el siguiente, la contraria. La desazón de Ibrahulim iba en aumento, a la par que la preocupación del noble Al-Orioh, que deseaba disfrutar en la noche de la luz de su nueva lámpara.
A medida que las lunas se sumaban, la desazón de Ibrahulim crecía. Parecía que ni el Califa ni sus genios tuviesen la menor idea sobre cómo arreglar la lámpara. Probaban extrañas soluciones, a cual más imaginativa y variopinta. Ahora unos pistones, ahora un rectificado, ahora una inversora, luego un eje, tal vez una hélice, tal vez el palo, el timón, la nevera o la punta del cimborrio.
Cada vez que un Djinn o un Ifrit daba una idea para solucionar el problema, el Califa apuntaba en papiro del Nilo multitud de símbolos cifrados repuntados con el símbolo mágico eurégico de la "€", al que todo mercader de alfombras temía. Como por encantamiento, cuantos más símbolos mágicos apuntaban los Djinns del Califa, más disminuía el peso de la bolsa de monedas de Ibrahulím, hasta que un buen día amaneció completamente vacía.
Y así se sucedieron días, noches, semanas y meses. En cuatro ocasiones entregó el Califa la lámpara y en las cuatro los hados del destino impidieron su funcionamiento. Al-Orioh, el comprador, respetuoso de las decisiones de Alah, aún pensaba que todo sería para mejor. Pero hasta la luz del Sol se apaga al esconderse tras el horizonte.
Cansado el notable Ibrahulím de ver como las lunas de primavera eran sucedidas por las del verano, agotada su última moneda esperando a que el Califa cumpliese su palabra de reparación, exasperado porque siempre que iba a verla la encontraba impresentablemente sucia y engrasada, en un sumidero de gasóleo y pez, el vendedor de alfombras acudió al Consejo de Ancianos en busca de palabras sabias.
Citaron los Ancianos la palabra de Muhammad y el noble Al-Advocat mostró a Ibrahulím el camino dispuesto por las leyes del Corán. A su vez, el sabio Al-Hantullaní, experto en usar lámparas entre Al-Andalús y las Al-Antillans, se ofreció a acompañarle a la siguiente entrega de lámpara. Ibrahulim había comprendido que la única intención del Califa había sido la de liberarlo del peso de su bolsa de monedas. Estas, sin embargo, ya no volverían. ibrahulím mostró su corazón a Al-Orioh y éste pudo comprobar en persona las aptitudes del Califa y de sus traviesos genios. Comprador y vendedor sellaron su camino y se encomendaron a la voluntad de Alah.
Tras discutir con el Califa y gracias al sabio Al-Hantullani, Al Orioh consiguió sacar la lámpara de Palacio, no sin tener que aceptar que ésta se encontrase anegada en gasóleo y sometida a extrañas vibraciones. Llevada por fin a su noble casa, procedió a terminar de sacarle brillo con la ayuda de sabios de su pueblo natal. Demostráronse entonces los errores cometidos en palacio y el Califa, rodeado por una negativa carga creciente, terminó por arreglar la lámpara de verdad, no sin antes tratar de vaciar también la bolsa de monedas de Al-Orioh, cosa a lo que este se negó rotúndamente. Durante un tiempo aún, la pez no dejó de brotar de las entrañas de la lámpara, encontrándose piezas mal montadas y correas de alternador cortadas un poco a posta, verbigracia de los vengativos Ifrits de la cohorte del Califa.
Dicen que el noble Al-Orioh tuvo que hablar alto y claro al Califa y acogerse al Tribunal de Ancianos de Bagdad para librarse de sus bromas y pretensiones. El Califa se olvidó de Al-Orioh y éste pudo disfrutar de la luz de su lámpara, que contenta por los cuidados dados, empezó a concederle los desos de su corazón.
Según cuenta la leyenda, el Califa sigue habitando su Palacio, esperando a que algún desventurado cruce su puente levadizo para llevarle otra lámpara a reparar con la que entretener y divertir a sus genios infernales y poder escribir pliegos y más pliegos de símbolos mágicos. Tú, caminante del camino, ya estás advertido. Ojalá si fueses el próximo, te encuentres entre los que el azar le ha sonreido. Si algo de esto aún no has entendido, ubica a Fez en Premià, transforma a Palacio en Varador y ubica a autor, cual propietario de lámpara o velero malherido.
BIENVENUS AU KISKI!!!!!
A Kiski le ha costado hacerse presente. El Genius tenía que dejarle paso y su venta se encontró con un escollo importante: Tras firmar el contrato de compraventa, el motor "se gripó" en circunstancias no previstas. Mal momento para repercutir la reparación en el precio de venta... Este factor añadió un componente de disminución de expectativas de compra y nerviosismo para adquirir otra embarcación. Aunque el Genius se vendió en abril, no abandonaría el puerto de Premià hasta principios de julio,...casi reparado.
La reparación del gripaje la efectué acudiendo a un nuevo operador en Premià de Mar: Varador Barcelona (o Mit BCN, según cuenta de explotación). Me habían dado buen feeling resolviendo un problema de fibra y decidí seguir con su servicio de reparación integral. De hecho, cuando el Genius se averió justo salía de este varador tras hacer el antifouling.
Lo que ocurrió a continuación es mejor narrarlo al ritmo de los cuentos de las Mil y Una Noches y dejar que el tiempo borre lo ocurrido, como el viento lo hace con las huellas de las dunas. Por eso escribí el cuento de "El Califa de Fez" (ver en la sección "Cuentos").
Mientras tanto, encontramos un Bv 38 en Hondarribia que tenía buena pinta. Las velas eran de origen pero llevaba toda la electrónica que uno podía desear: hasta radar y un piloto automático...Dios mío,...¡Un piloto!
Sabía lo que era un piloto porque otros compañeros lo tenían, lo usaban y estaban muy contentos en sus viajes a las islas. Incluso aprovechaban el tiempo para leer, mientras que yo, con mi viejo ST 4000, no podía moverme del puesto de pilotaje porque el piloto no aguantaba nada (hasta septiembre del 2014 no averigué que había un problemilla electrónico que impedía que actuase bien...). ¿Podeis imaginaros lo que es estar 22 h pegado a la rueda del timón? He de decir que en muchos viajes tuve relevos, pero últimamente no era ése el caso.
La quilla del Kiski era de plomo y la mayor full baten. Con bandera francesa y sólo 11 años de antiguedad, llevaba la equipación "hauturiere" completa. El motor era un pedazo de Volvo 55 CV. Y, además, el interior estaba casi nuevo. Era difícil no sustraerse a los encantos del Kiski y era preciso ser rápido en la compra, pues la oferta era buena. Las negociaciones fueron rápidas y a mediados de junio desarbolamos al Kiski y lo trajimos hasta El Balís por carretera. Muy recomendable trabajar con Cepelludo y Mediterranean Rigging, gente profesional y cuidadosa en su trabajo.
Kiski y Genius se encontraron casi frente a frente en el puerto de Premià, hasta que fue posible arrancar al Genius de su sitio y llevarlo hasta su nuevo puerto base, en manos de su nuevo dueño. Fue una situación ciertamente complicada. Tuve la gran fortuna de encontrar a un comprador que sabría apreciar y querer al Genius, y estuvo dispuesto a esperarlo.
Pensamos largamente sobre si cambiar la bandera y el nombre de nuestro nuevo barco.
En cuanto a la bandera, estudiamos la legislación francesa y más pronto que tarde nos quedó claro que ser español es muy bonito pero que tener un barco abanderado en el país del "Alló, alló" es mucho más económico.
En cuanto al nombre, pensamos seriamente en el "Genius Segundo", pero todo tiene su momento. El Kiski, en cierta forma, era el fruto de nuestros esfuerzos y del de todos aquellos que nos habían ayudado cuando las cosas fueron mal, así que pensamos que, en cierta manera, este barco era el barco de "to quisqui". Y así se quedó.
En poco tiempo lo hemos probado a conciencia: un par de viajes a Menorca y hasta una mini-regata. Todo va bien y no aparecen vicios ocultos renombrables. El barco es casi como una segunda casa. Así que, Madames et moniseurs, bienvenus aux histoires du KISKI!!!!
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